El tratamiento del error: ¿qué, cuánto y cómo corregir?
Del taller de CREA ¿Y qué hacemos con los desasosiegos?
Como profesores, nuestro principal objetivo es que nuestros alumnos aprendan y si lo pueden hacer rápido, mejor. Por eso cuando nuestros estudiantes cometen errores en clase, puede que nuestro impulso inicial sea: ¡no, te has equivocado, es así...! -sobre todo si es un error recurrente-. Muchos estarán de acuerdo en que esta no es la mejor manera de actuar, pero ¿hay una manera correcta?, ¿hay algún consenso sobre lo que se debe o no corregir? Nosotros te lo contamos desde nuestra experiencia.
Tratamiento del error
Aunque parezca una obviedad, a veces tenemos tantas ganas de que nuestros alumnos lo hagan perfecto que sin darnos cuenta nos pasamos toda la clase corrigiéndolos absolutamente en todo, y esto no es efectivo. Hace que la dinámica de la clase se rompa constantemente y este bombardeo, muchas veces innecesario, puede resultar más negativo que positivo para nuestros estudiantes. Que se sientan cómodos en el entorno de un idioma extranjero es el primer paso hacia el aprendizaje y si les corregimos al instante en cada frase que dicen, les minaremos la moral.
Conclusión... ¿no tenemos que corregirlos?, pero ¿cómo van a aprender entonces? La respuesta es sí, claro que tenemos que corregirles, pero hemos de encontrar una manera menos agresiva y un poco más amable. Para empezar podemos explicarles que lo que queremos hacer con las correcciones es fomentar su aprendizaje y no evaluarlos y ponerles nota. ¡Muchos soltarán un suspiro de alivio en este momento!
Correcciones en la expresión escrita
Algo que suele funcionar muy bien con este tipo de actividad es el intercambio de trabajos, que sean ellos mismos quienes corrijan el trabajo de otro compañero y después lo hacemos nosotros. Otra técnica de corrección indirecta es mediante códigos. Les corregimos marcando el tipo de error y ellos tendrán que averiguar qué es en lo que se han equivocado. De esta forma hacemos que repasen con ojos críticos su propio trabajo. Lo podemos hacer con colores -en verde los errores gramaticales, en amarillo de vocabulario, etc.- o mediante abreviaturas -T.V. (Tiempos Verbales), V. (Vocabulario), etc.-.
Expresión oral
Ir anotando los errores que cometen los estudiantes a lo largo de su discurso para comentarlos más tarde es lo que mejor nos funciona con nuestros alumnos. Es una manera muy poco invasiva de abordar los errores, y lo que hacemos es explicarlos hacia toda la clase en vez de dirigir la corrección hacia el estudiante que estaba hablando, así se siente menos presionado.
Lo que sí que intentamos es omitir palabras como mal, no, así no, etc. ya que estas expresiones suelen paralizarlos mucho. En lugar de eso, directamente explicamos el modelo correcto y su explicación si viene al caso.
En el caso de los errores frecuentes asociados a una lengua materna en concreto, tratamos de evitaros antes de que los cometan explicando que suele ser muy común en estudiantes del habla de su idioma esos errores. Una pequeña actividad muy divertida es preguntarles cuales son los errores que ellos creen que se suelen cometer. ¡Te sorprenderán las respuestas!
El "modo sándwich"
Y ya, para finalizar, una cosa muy importante a la hora de dar el feedback es hacerlo usando el “modo sándwich”. Es decir, comenzamos con algo positivo, seguimos con lo que no ha sido correcto y, de nuevo, algo bueno. Por ejemplo: “has utilizado muy bien los tiempos del pasado, pero tienes que prestar más atención en el uso de ser y estar, eso sí ¡has hecho un discurso fantástico!”.
Esto es lo que nos funciona a nosotros, pero tú ¿cómo corriges a tus alumnos?
¡Déjanos un comentario contándonos tu experiencia!