Estas Navidades circuló un vídeo por las redes sociales en el que un grupo de youtubers/influencers parodiaba a los seguidores de equipos de fútbol, utilizando cánticos que suelen corearse en los estadios pero con letras con contenido propio de una clase de lengua y literatura.
¿Es apropiado este contenido para utilizarlo en clase?
Ya de por sí nos puede ayudar a explicar qué es un oxímoron (“ultras literatos” son dos términos contrapuestos puestos en la misma frase), pero además nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre si el material que llevamos a clase de literatura conecta con los estudiantes o no.
Algunos profesores utilizan canciones de La oreja de Van Gogh, Melendi, Leiva o Rosalía para explicar figuras literarias. ¿Es esto correcto? ¿El profesor de lengua debería ceder ante el gusto de los estudiantes, entrar en su mundo y así hacer más interesante y cercana para ellos la literatura, o por el contrario su labor como educador consiste en poner en valor unas obras y genios que han inspirado durante siglos a otros autores, clásicos y actuales?
Cómo hacer de este vídeo un material didáctico
Centrándonos en el vídeo del que hablamos, se nos ocurren varias posibilidades de explotación en clase si queremos que los estudiantes empaticen con la materia. Podría aprovecharse para analizar cómo funciona una parodia, dando pie a explicar el funcionamiento interno o la génesis de la misma, para luego explicar cómo algunas obras clásicas también son parodias (El libro del Buen Amor, El Quijote, etc.).
También podemos plantear en clase un ejercicio de investigación en Internet: ¿por qué dicen que el “Lazarillo lo escribió él”(mismo)?; ¿Bukowski tenía realmente problemas con el alcohol, y es relevante para su obra?; ¿qué son versos alejandrinos?; ¿qué son los entremeses y cuál era su importancia dentro de nuestro teatro?; y ¿había rivalidad entre Cervantes y Calderón? Un análisis de este tipo puede motivar a los estudiantes a estudiar desde una perspectiva nueva.
“Si lo ponemos en clase es para sacarle el máximo partido”
Claro que podemos ir al otro extremo y desautorizar las opiniones que se expresan, pero con argumentos objetivos: demostrar que la generación del 27 solo puede ser criticada por ignorantes, explicando su influencia en la literatura universal; o mostrar con algunos de sus mejores poemas que Antonio Machado está muy lejos de ser “sobrevalorado”.
¿Y tú qué opinas?
¿Crees que es buena idea usar este tipo de actividades o, por el contrario, piensas que no tienen cabida dentro de tu clase? ¿Tiene la literatura un valor en sí misma tan potente que el mero hecho de usar vídeos y analogías de este tipo no hace más que desvirtuarla?